Depresión, un mal silencioso que se cura hablando.
Por: Itzel Velasco
Psicóloga Clínica.
Depresión, un mal silencioso que se cura hablando.
¿Qué es la depresión?
Es un padecimiento que se crea a partir de múltiples factores, entre ellos: biológicos (cuestiones de química cerebral), médicos, psicodinámicos y culturales.
Este padecimiento se caracteriza por la presencia de sentimientos de tristeza, apatía, desgano, pérdida de interés o placer en las actividades que anteriormente se disfrutaban, culpa, falta de autoestima, además de algunos trastornos del sueño y alteraciones en la alimentación (OMS, s.f). La depresión puede llegar a ser crónica y en su estado más grave puede conducir al suicidio.
Señales de un episodio depresivo
Debido a los sentimientos de desvalorización y culpa, las personas que padecen depresión viven dicho padecimiento en silencio, no suelen pedir ayuda o hablar de su sentir con el resto, lo cual provoca a su vez que se aíslen y los sentimientos asociados se intensifiquen; por ello es importante saber cuáles pueden ser algunas señales de alerta a fin de identificar si alguna persona cercana está atravesando por un episodio depresivo y poder auxiliarla. Estas señales pueden ser:
- Aislamiento social.
- Desaliño y descuido de la imagen personal.
- Desatender actividades laborales, escolares o personales.
- Autolesiones, por ejemplo cutting (cortarse).
- Comentarios directos o indirectos (ya sea hacia otras personas o por medio de redes sociales, etc.) constantes sobre la muerte o deseos de morir.
- Comenzar a regalar sus pertenencias más valoradas a las personas cercanas (como heredándolas).
- Que la persona tenga a su disposición objetos o sustancias para consumar un suicidio, por ejemplo armas, medicamentos, objetos punzocortantes, etc.
Recomendaciones
Grandes poetas, literatos y artistas han plasmado en sus creaciones el tema sobre la muerte o el suicidio, pero de la poesía y la literatura a la vida cotidiana hay un gran salto, y la pasión con la que se logra leer estas obras, quizá no es la misma por hablar abiertamente de estos temas, pues a pesar de que el revuelo causado por la muerte y el suicidio es menor que en otros tiempos, aún sigue siendo tabú; Por lo tanto, es común no saber cómo generar un acercamiento hacia una persona que podría estar pasando por dicha situación, por ello, considero importante compartir algunas recomendaciones para apoyar en estos casos:
- Acércate a la persona, pregúntale cómo se siente, en ocasiones puede rechazar tu ayuda, sin embargo esto puede ser a causa de no querer “dar molestias”.
- No la juzgues, evita compararle con otras personas que han tenido “otros problemas más graves”, cada persona vive las experiencias de forma distinta, a su propio ritmo, quizá lo que para ti es irrelevante, para otra persona pueda ser causa de un dolor inmenso.
- Llévala a realizar actividades que le gusten, por ejemplo ir al cine, a caminar, a un museo, etc.
- No la culpes, salir de una depresión lleva tiempo.
- Toma en serio lo que te dice acerca de sus deseos de muerte, nunca lo tomes como un chantaje o una manipulación, o evita caer en prejuicios o mitos como: “Quien se quiere matar lo hace, no avisa previamente”, “Si se siente triste después estará bien, sólo es una emoción pasajera.”, “Cuando alguien se quiere suicidar nada ni nadie lo va a detener. “, etc.
- Habla abiertamente y sin temor sobre su intención de suicidarse.
Causas
Otro punto importante y que llama la atención es que esta condición es el mayor problema de salud mental actual en gran parte de la población nacional y mundial, por lo que también es importante cuestionarnos cuáles son sus causas políticas, cuáles son esos factores que impulsan o acrecientan dicho padecimiento a nivel global en los últimos tiempos, ¿Por qué las tasas de depresión van cada vez más en aumento? ¿Por qué se están creando sociedades tristes? ¿Qué hay en la cotidianidad que provoca la alza de estos estados depresivos?
Entre las causas biológicas se explica que la alteración en las vías de los neurotransmisores puede contribuir a la formación de un trastorno depresivo mayor.
Algunos neurotransmisores como la dopamina, la noradrenalina, la serotonina, el glutamato se han asociado la depresión, lo cual indica que si uno de estos neurotransmisores o sus receptores fallan, pueden provocar alteraciones en el estado de ánimo y comportamiento. Uno de los principales neurotransmisores que se ven afectados en la depresión es la serotonina, ésta influye en el estado de ánimo, las emociones, el sueño y el apetito.
Existe la hipótesis de que si la metabolización de este neurotransmisor presenta deficiencias entonces puede ser el precursor de la depresión, pues también se ha asociado con la presencia de enfermedades mentales como la esquizofrenia, trastorno compulsivo, trastornos del sueño y del apetito. Otro factor es la carga genética de la depresión, que no se asocia directamente con un “gen de la depresión” sino con los problemas heredados respecto a las funciones de los genes relacionados a la serotonina.
Problemas comunes
Un problema actual respecto a la depresión y otros padecimientos de este tipo es que se enfrentan con una época en la que predomina el uso de la farmacología para paliar o sedar tales estados mentales a fin de que el malestar desaparezca inmediatamente.
La búsqueda de un método rápido y eficaz es constante, incluso prevalece una constante en algunos pacientes que llegan a la consulta privada y desean que “su mal se cure rápido”, que se tenga un antídoto mágico que sea catalizador de estados de bienestar y que no exista algún problema que inhabilite o incapacite totalmente a la persona pues el día a día exige no parar, continuar, no dejar de producir y de producirse a sí mismo, es aquí desde donde se explica esa causa política de la depresión, es decir, desde el ritmo de vida actual y la exigencia contemporánea de los discursos del yo, es decir, poniendo toda la expectativa y responsabilidad del padecimiento y su cura en la persona y no en el contexto y el sistema en que se habita.
Un ejemplo muy claro de ello son los trabajadores afectados por síndrome de burnout y que en lugar de hacer una crítica a las prácticas organizacionales que generan estas enfermedades, se hacen críticas a sí mismos, a su rendimiento y desempeño, reafirmando su creencia y discurso de “tener que poder con todo”, por supuesto, estos discursos no sólo son de las personas sino de aquellas figuras de poder que se encuentran en los centros de trabajo y que por supuesto tienen mucho que ver con la cultura y la filosofía organizacional.
Detonantes de la depresión
Los detonantes de la depresión pueden ser muchos pues la subjetividad entra en ello y no hay medicamento que pueda hacer callar la voz de lo que el cuerpo grita, por ello hablar es un acto subversivo, porque va en contra de todo deseo de dopar con medicamentos seguir sin parar, al contrario, invita a parar, a hacer-se un tiempo, a escucharse, a prestar atención a los deseos, a las contradicciones, etc.
Sí, los medicamentos tienen un motivo y por supuesto que son un gran auxiliar en los casos de depresión (y padecimientos más graves), no se tiene la intención de satanizarlos, sin embargo, es necesario también hablar sobre el malestar subjetivo, sobre el propio sentir pues la medicación actúa sobre un soma (lo orgánico, los órganos y sistemas del cuerpo) y lo que hay que hacerse escuchar es el cuerpo.
No estás solo, los espacios de psicoterapia pueden ayudar en gran medida a manejar este padecimiento, cada caso es distinto, por lo tanto la forma de afrontarlo también, esa es la ventaja de poder comunicarlo en un espacio o dispositivo terapéutico, es decir, que la atención es personalizada.
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