Mobbing en el contexto laboral ¿A quién se agrede cuando se violenta a otro?
Por: Itzel Velasco.
Psicóloga Clínica.
Contacto: itzel@encuesta035.mx
Mobbing en el contexto laboral ¿A quién se agrede cuando se violenta a otro?
Un tema del que poco se habla es el de la violencia que ocurre en el contexto laboral ya que muchos de los actos violentos en el trabajo están normalizados por ideas disfrazadas de jerarquías y posiciones. Las palabras mobbing y bossing se emplean para designar a los actos violentos repetidos y persistentes que ejerce un agresor hacia una víctima en el contexto laboral.
El mobbing hace referencia a los actos de violencia ejercidos entre personas de la misma jerarquía laboral, mientras que el término bossing se emplea exclusivamente para designar los actos de violencia ejercidos por parte de los jefes o supervisores hacia el personal a su cargo. Las cifras sobre el mobbing y bossing van cada vez más en aumento, por lo que es esencial que los centros de trabajo visibilicen y excluyan de “lo normal” estos actos que pueden tener un efecto en la salud mental de las personas, así como un efecto negativo en la satisfacción laboral.
¿Qué es la violencia?
Hablar de violencia implica hablar de cómo ésta se gesta, por ello es esencial hablar también de la agresividad. La agresividad forma parte de lo que nos constituye como seres humanos, es una parte inherente a nosotros, se puede decir que es una función (con bases en lo biológico) que nos permite emplear mecanismos (psicológicos y biológicos) para adaptarnos a algún hecho que se considere peligroso o que nos ponga en riesgo, a fin de generar una respuesta defensiva o de supervivencia (para luchar contra ello, o huir y salvaguardarnos); se puede decir que la violencia incluye a la agresividad, los actos violentos son actos plagados de agresión pero en donde el concepto de poder es el protagonista, es decir, se habla de violencia cuando hay intenciones de dominio.
Boggon, (2006) Indica que “La causas de la violencia (Mobbing) pueden ser multifactoriales pero siempre encaminadas a establecer una relación de poder por parte del agresor, además de que se habla de violencia cuando ésta es aprendida a partir del medio social donde se encuentra el sujeto. La agresión, por el contrario, tiene causas fundadas en lo biológico, en lo psicológico y en lo vivencial.”
Contextos laborales
Una persona adulta pasa la mayor parte de su tiempo en los contextos laborales, lo que inmediatamente genera que existan relaciones sociales donde no se está exento de involucrarse (por mínima que sea la interacción). Cuando nos relacionamos con el otro o los otros no lo hacemos de forma “objetiva”, es decir, no vemos a la persona como ella es, sino que interfiere gran parte de nuestra subjetividad en la percepción que tenemos de ella, al mezclar nuestra subjetividad implica que se depositen ciertos sentimientos o atributos ya sean positivos o negativos a dicha persona, por ello, la elección de pareja o amistad no se da con cualquiera, éstos han de reunir las características que responden consciente o inconscientemente a nuestros deseos y conflictos.
Lo mismo ocurre cuando un agresor elige a su víctima (ya de eso nos han enseñado mucho las historias de asesinos seriales, por ejemplo, Juana Barraza que sólo elegía víctimas de la tercera edad, o Norman Beates en la serie <Beates motel> que encontraba en sus víctimas ciertas características de su madre y de su padre); en este punto la siguiente pregunta es esencial: ¿A quién se agrede cuando se agrede a otro?
¿Qué pasa cuando se ejerce violencia?
Cuando una persona ejerce actos de violencia se puede pensar en aquellos aspectos que son rechazados y excluidos de su propia personalidad y son proyectados o depositados en el otro, o también cuando no se acepta aquello que es distinto, por ello un agresor no elige a cualquier víctima, ésta ha de reunir todas las características que anuden con el síntoma del agresor.
Se habla de proyección cuando la persona no es capaz de integrar aquellos aspectos hostiles, “negativos”, vergonzosos, etc. que lo habitan, por tanto los deposita en el otro para poder “controlarlos” o manejarlos desde afuera, pues la idea de aceptarlos como parte de sí mismo le es intolerable y puede vivirlo como una amenaza para su equilibrio emocional o psicológico.
Existen otras causas que pueden llegar a ser precursoras de la violencia laboral, por ejemplo, el Síndrome de burnout que ocasiona un grado de estrés tan alto que los empleados, jefes o supervisores comienzan a presentar un estado de ánimo irritable la mayor parte del tiempo, y a su vez provoca que reaccionen de forma defensiva constantemente; incluso puede suceder que el líder también sea víctima de otros abusos por parte de su superior y así la cadena se repita constantemente hasta convertirse en un ciclo.
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La propuesta de muchas empresas o centros de trabajo es crear políticas que atiendan la violencia y las acciones que provocan un entorno organizacional no favorable, sin embargo, también es esencial, urgente y necesario crear otras acciones a nivel individual, en donde cada uno sea autocrítico, se mire a sí mismo y acepte sus faltas; es verdad, puede ser un golpe al narcisismo saber que también nos habitan aspectos violentos, ciertos montos de agresividad y sentimientos hostiles, ello asusta, pero asusta más excluirlos de nosotros mismos, atribuirlos a los otros y controlarlos desde la agresividad y violencia.
Referencias:
Boggon, L. (2006). Violencia, agresividad y agresión: una diferenciación necesaria. Universidad de Buenos Aires: Buenos aires.